Redada policial en Río de Janeiro deja 119 muertos

Top 5 con Carlos Figueroa | 29 de octubre de 2025
Publicado: 29 oct 2025, 13:27 GMT-6|Actualizado: hace 4 horas
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RÍO DE JANEIRO (AP) — Una redada policial y las subsecuentes escaramuzas con una banda de narcotraficantes incrustada en barrios pobres de Río de Janeiro dejaron al menos 119 muertos, informaron autoridades el miércoles, al día siguiente de que el masivo operativo suscitó denuncias de uso excesivo de fuerza.

La cifra de 115 sospechosos y cuatro policías muertos fue un aumento respecto a lo que las autoridades originalmente dijeron que eran 60 sospechosos muertos en la redada del martes por unos 2,500 policías y soldados en las favelas de Penha y Complexo de Alemao.

Felipe Curi, secretario de la policía del estado de Río, declaró en una conferencia de prensa que se encontraron cuerpos adicionales en un área boscosa donde, según él, llevaban camuflaje mientras luchaban con las fuerzas de seguridad. Dijo que los residentes locales habían retirado ropa y equipo de los cuerpos y que ello se investigaría como manipulación de pruebas.

“Estos individuos estaban en el bosque, equipados con ropa de camuflaje, chalecos y armas. Ahora muchos de ellos aparecieron en ropa interior o pantalones cortos, sin equipo, como si hubieran pasado por un portal y cambiado de ropa”, indicó Curi.

El miércoles temprano, en el barrio de Penha, los residentes habían rodeado muchos de los cuerpos —recogidos en camiones y exhibidos en una plaza principal— y gritaron “masacre” y “justicia” antes de que las autoridades forenses llegaran para recuperar los restos.

La cifra oficial de arrestados se situó en 113, frente a los 81 citados anteriormente, señaló Curi. Anteriormente, el gobierno estatal sostuvo que fueron decomisados 93 rifles y más de media tonelada de drogas.

Policías y soldados lanzaron la redada en helicópteros, vehículos blindados y a pie, apuntando a la banda Comando Rojo. Atrajeron disparos y otras represalias de los miembros de la banda, causando escenas de caos en toda la ciudad el martes. Las escuelas en las áreas afectadas cerraron, una universidad local canceló las clases y las carreteras fueron bloqueadas con autobuses utilizados como barricadas.

El miércoles por la mañana, el activista local Raull Santiago aseguró que formaba parte de un equipo en Penha que encontró unos 15 cuerpos antes del amanecer.

“Vimos personas ejecutadas: disparos en la espalda, disparos en la cabeza, heridas de arma blanca, personas atadas. Este nivel de brutalidad, el odio esparcido, no hay otra forma de describirlo, excepto como una masacre”, afirmó Santiago.

El gobernador Claudio Castro aseveró el martes que Río de Janeiro estaba en guerra contra el “narcoterrorismo”, un término que evoca la retórica usada por la administración del presidente estadounidense Donald Trump en su campaña actual de atacar embarcaciones en las aguas cercanas a América Latina.

El gobierno estatal de Río expresó que los pandilleros muertos habían resistido la acción policial.

Río de Janeiro ha sido escenario de redadas policiales letales durante décadas. En marzo de 2005, unas 29 personas murieron en la región de Baixada Fluminense, mientras que en mayo de 2021, 28 perdieron la vida en la favela de Jacarezinho.

Pero la escala y letalidad de la operación del martes no tienen precedentes. Organizaciones no gubernamentales y el organismo de derechos humanos de la ONU rápidamente expresaron preocupaciones sobre el alto número de muertes reportadas y pidieron investigaciones.

Los objetivos declarados de la operación eran capturar líderes y limitar la expansión territorial de la banda criminal Comando Vermelho (Comando Rojo), que ha aumentado su control sobre las favelas en los últimos años.

Supuestamente, los miembros de la banda atacaron a la policía con al menos un dron. El gobierno estatal de Río de Janeiro compartió un video en X que parecía mostrar un dron disparando un proyectil desde el cielo.

El gobernador Castro, del opositor Partido Liberal conservador, afirmó el martes que Río estaba “solo en esta guerra”. Afirmó que el gobierno federal debería estar proporcionando más apoyo para combatir el crimen, en una crítica a la administración del presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.

El Ministerio de Justicia, sin embargo, destacó que había respondido a las solicitudes del gobierno estatal de Río para desplegar fuerzas nacionales en el estado, renovando su presencia 11 veces.

Gleisi Hoffmann, enlace de la administración de Lula con el Parlamento, coincidió en que se necesitaba una acción más coordinada, pero señaló una reciente ofensiva contra el lavado de dinero como un ejemplo de la acción del gobierno federal sobre el crimen organizado.

El jefe de gabinete de Lula, Rui Costa, solicitó una reunión de emergencia el miércoles con las autoridades de Río y el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski.

Las bandas criminales han expandido su presencia en todo Brasil en los últimos años, incluso en la selva amazónica.

Filipe dos Anjos, secretario general de la organización de derechos de las favelas FAFERJ, apuntó que este tipo de operaciones policiales no resuelven el problema porque aquellos que fueron asesinados son fácilmente reemplazables.

“En unos 30 días, el crimen organizado ya estará reorganizado en el territorio, haciendo lo que siempre hace: vendiendo drogas, robando cargamentos, cobrando pagos y cuotas”, expresó.

“En términos de resultados concretos para la población, para la sociedad, este tipo de operación no logra prácticamente nada”, añadió.